Muchas novelas románticas van de eso: de un jefe que está como un tren.

Pero yo es que lo tuve. 

Cuando trabajaba en la banca tuve un jefe tan guapo que soñabas con el lunes. 

Mi jefe era el hermano guapo de Brat Pitt

¿Se puede ser más guapo que Brat Pitt?

Sí, se puede… Pues el caso es que no sólo era guapísimo sino además era inteligente… lo sabía todo de bolsa. Cualquier problema que tuvieras, te lo resolvía.

Y no sólo era guapo  e inteligente…. ¡era amable!

¿Se puede tener más suerte?

Te trataba fenomenal, te ayudaba, nunca tenía una mala voz, te enseñaba… y era una alegría para la vista. 

Un día fui a comer con mi jefe buenorro y cuando terminamos de comer aún nos quedaba un rato para volver al trabajo así que decidimos dar un paseo y al pasear vimos un Mercedes precioso. 

Entonces yo le dije:

«No entiendo nada de coches.. pero ese que pasa es precioso».

Mi jefe, el buenorro, el amable inteligente… me dio una lección de literatura increíble en ese momento. Me dijo lo siguiente:

«No hay que entender ni de coches, ni de vinos. Simplemente te gustan o no».

Te preguntarás dónde está la literatura ahí. Pues verás… no hay que escribir un libro para escritores sino para lectores. Tu lector no tiene que ser un experto literario, sólo sabe que le gusta o no le gusta el libro. 

¿Y cuál es el truco para que le guste?

Pues te lo explico dentro: 👇🏾👇🏽👇🏻https://lanzamiento.trebolarium.com/ganchos-literarios/

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