Si hasta ahora has estado escribiendo poemas o relatos, el salto a la novela te parecerá un mundo. Es un proceso literario completamente diferente así que es lógico que cuando vayas a afrontar la primera página te cueste mucho trabajo. Es lo que se suele llamar el «síndrome de la página en blanco».
La primera página es un reto. Siempre lo es, pero para alguien que empieza por primera vez a escribir un proyecto que le va a acompañar los siguientes meses, desde luego, es un gran reto. Si eres de esos escritores que no tienen problemas a la hora de escribir, capaz de redactar con soltura cualquier idea que se te presente, empezar será fácil pero continuar será lo difícil.
La clave de cualquier proyecto literario es una buena estructura. Una vez que tienes un plan, sólo queda ejecutarlo y elaborar una estructura es como elaborar un buen plan para después llevarlo a cabo.
Brújula o mapa
Quizá no hayas escuchado esta expresión pero resulta ser una jerga muy común. Algunos escritores se definen escritores de brújula porque dicen bastarle una idea para escribir su historia. Los escritores de mapa, por el contrario, son escritores que necesitan planificarlo todo al dedillo y que incluso son capaces de escribir un diario de sus personajes para
profundizar más en ellos. Ambas opciones son un obstáculo para escribir un libro porque los escritores de brújula, dada esa manía de no planificar, se meterán en callejones sin salida y los escritores de mapa no son libres de perderse en una excesiva planificación que les lleve a no acabar nunca su novela. En el punto medio está el éxito. En el Curso de novela de Trebolarium, indicamos el «esqueleto» como la mejor opción entre una brújula y un mapa.
Oficio de escritor
Una vez que ya has conseguido estructurar bien tu trabajo, hay que redactarlo y en este momento es cuando te das cuenta de que tienes o no, oficio de escritor. Cuando escribimos un poema o un cuento, nos vale la motivación de la idea recién aparecida, el pequeño placer… pero cuando escribimos un libro, es todo mucho más difícil porque a veces se hace muy cuesta arriba seguir escribiendo, como si sintieras una obligación de rellenar un espacio, el espacio diario que te has marcado… y a veces faltan ideas. Aquí es donde reside la gran diferencia entre escribir cuentos y poemas a escribir un proyecto largo. Es más, es tan difícil que muchos escritores optan por escribir su primera novela en formato relatos para que les resulte más fácil escribirla… sin embargo esta fórmula es poco eficiente porque lo que realmente se necesita para tener éxito como escritor es saber enganchar al lector.
La primera página
Sólo cuando se leen muchas primeras páginas, como hace un editor (que es lo que me toca hacer como editora de Trebolarium), te das cuenta de la diferencia entre una buena promesa y una página que sólo promete aburrimiento. Trabajar sobre cada uno de los párrafos es importante pero especialmente importante es trabajar la primera página porque a veces sólo tienes esa oportunidad para poder vender tu libro a un lector o a un editor. No se puede rellenar la primera página con la primera cuestión absurda que se te ocurra y tampoco se puede rellenar con acciones estereotipadas y típicas de un mal escritor como, por ejemplo, una palabra malsonante para llamar la atención, algún diálogo enfurecido o algo similar.
Las personas que no pueden afrontar la primera página es porque no han pensado sobre qué van a escribir y sólo tienen una idea de proyecto o bien les abruma el poder del principio. Ambas cosas se pueden resolver perfectamente con formación y mucha práctica.
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