Es curioso cómo a las mujeres se nos ha prohibido el lenguaje obsceno durante.. ¿siglos? Tanto es así que durante mucho tiempo ha existido una forma “femenina” de hablar distinta de una forma “masculina” y cuando un hombre tenía que dirigirse a una mujer, tenía que utilizar el lenguaje femenino que, básicamente, era un lenguaje carente de información sobre el sexo explícito, lleno de alegorías al tratarse de las funcionalidades básicas del ser humano y en el que no podían pronunciarse las palabras de nuestro más basto y rico elenco erótico castellano. Todavía muchas mujeres hoy nos escandalizamos ante las más burdas expresiones de tinte sexual.

Pero la protagonista de este libro, por otro lado muy actual, es una mujer que tiene por escudo su lado más masculino para tratar de codearse en las esferas ejecutivas… como muchas mujeres que hemos tenido que hacer eso y romper con el lenguaje femenino es tarea imprescindible y por eso la protagonista habla de una mamada como si hablara de algo banal y rutinario y, tiene que hacerlo, porque, de otra forma, no puede comunicarse con sus pacientes como es debido.

Nuestro rol como mujeres

Sin embargo, por otro lado, y como no podía ser de otra manera (puesto que el autor ha enfocado toda su carrera en ayudar a los demás a buscar su propia autenticidad), en medio de un lenguaje burdamente “masculino”, sale a flote un corazón femenino con las cuestiones femeninas que tenemos que resolver las mujeres y la más importante de todas estas cuestiones es definir nuestro rol como mujeres… algo que ha quedado bastante desdibujado en este presente tan lleno de contradicciones.

Antes, nuestro rol era claro y habíamos eliminado toda la parte de la toma de decisiones. Las mujeres de hoy somos hijas de mujeres que no pudieron decidir y que transmiten consejos que no nos sirven para nada por lo que la parte femenina de nuestras vidas la hemos desoído a conciencia para intentar adaptarnos a un mundo que no es el nuestro. Y ante tanta confusión, en medio de las palabras que expresan al desnudo el erotismo, la masculinización de la mujer para sobrevivir en el mundo laboral y el abandono de nuestra parte más femenina, está la búsqueda del “yo” como única solución para marcar los límites de lo que cada mujer quiere en su vida.

Así que este sencillito libro, “Confesiones de una Sexóloga“, escrito por D.H.Wolf, que sólo parece un libro de relatos erótico-románticos de rápida y placencera lectura, el caso es que plantea los dilemas cruciales de la mujer de hoy. Es inevitable que así sea porque el autor es psicólogo enfocado precisamente en eso, en ayudar a los demás a partir del “yo” para definir aquello en lo que quieren convertirse, independientemente de los estereotipos y del lenguaje desnudo o erotizado que utilicen. Por eso, en medio de frases del Titanic, sesiones terapéuticas y narraciones eróticas, se esconden las palabras que curan, las palabras de un psicólogo que no puede olvidarse de su profesión incluso cuando escribe erotismo al desnudo.

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