Trascripción del podcast:
Blanqueo de dinero
«Plata o plomo», frase que cuando la oigo me estremezco desde los pies hasta los pelillos de la coronilla. La primera vez que la escuché, fue en un capítulo de la serie «Dirty Money», un documental disponible en Neflix que habla de juegos sucios del dinero. En su capítulo 4, informa de un banco, el HSBC que al parecer fue transcendental en las operaciones de blanqueo de dinero de los cárteles mexicanos.
En aquel documental hablaba de cómo blanqueaban el dinero. Era tan sencillo como que abrían un negocio cuyos resultados financieros les eran indiferentes porque lo usaban para blanquear el dinero a base de facturaciones ficticias de cantidades que nunca se vendían o si lo hacían, siempre era en mayor cantidad que la facturación real.
Iban a ese banco y pedían un préstamo para dar de alta el negocio y con la «facturación» del negocio, pagaban el préstamo y de esta forma tenían líquido rápidamente y de curso legal.
El origen de la frase «Plata o plomo»
Para lograr el beneplácito de los empleados de las oficinas bancarias, como hacían con todos los que tenían un papel decisivo en los negocios de estos cárteles, les proponían a elegir entre dos metales, «plata o plomo» que viene a significar: «o te dejas sobornar o te matamos a ti y a tu familia»… y ante esa circunstancia apenas tenían elección.
Y de chantaje va la cosa pero ¿cómo buscar una película por su argumento? No tengo tan buena memoria. Me he acordado de este documental y de otra pelicula de hace muchos años que se llamaba «Coacción a un jurado» protagonizada por Demi Moore que encarnaba a un personaje que le proponían la misma opción: plomo o plata…. pero he rascado un poco por internet para ver si encontraba más casos de películas de chantaje. A fin de cuentas… es un argumento muy utilizado. El típico: «Tenemos a tu hija y si no haces lo que queremos…» Por cierto, que siempre son hijas adolescentes… me da un coraje.
Mira, me he acordado de una que se titula «Ni una palabra más» y que va de un psiquiatra, que es Michael Douglas, que necesita sacarle información a una chica traumatizada para que le devuelvan a su hija raptada ¿ves, siempre es una chica?
Nada creíbles
La verdad es que los chantajes no son mi fuerte. Por lo general no me gustan las películas de chantajes. La mayoría de las veces no las veo creíbles, en especial cuando el protagonista tiene que salvar la vida de un hijo raptado… a parte de que no me gustan las historias de hijos raptados. Personalmente no soporto ver las películas sádicas (no las de miedo, sino las sáticas como Saw o la Matanza de Texas), las bélicas, las experimentales y las de chantajes y creo que las razones son obvias, las sádicas porque son las que veraderamente me dan miedo porque pueden ser reales, las bélicas más o menos por lo mismo, las experimentales porque considero que tengo un amplio espectro pero cosas raras no me gustan y las de chantajes porque no me las creo. Considero que entre la realidad y estas historias hay un gap demasiado amplio. Ni los malos son tan cuidadosos con las víctimas ni los buenos son tan héroes… y por su poca credibilidad simplemente no me gustan.
La historia de un chantaje
Te contaré algo: sólo en una ocasión he sido víctima de chantaje y la verdad es que me dio un ataque de risa así que, como es muy gracioso, te lo voy a contar.
Un día recibo un correo electrónico en inglés… ya sabes que mi inglés es bastante patatónico pero en el título distinguí dos palabras muy claras que llamaron mi atención. Una era una de mis contraseñas y la otra era la palabra masturbation.
Abrí el correo y era un chantaje que decía que habían usado mi contraseña para entrar en mi webcam y que me habían grabado haciendo cositas sucias frente al ordenador y que si no les pagaba dinero utilizarían la grabación para publicarla por toda la red. Ahí es donde me morí de risa porque lo peor que han podido grabar de mí es mi careto de flipada cuando leo o escribo con mis pelos de loca y la bata de guatiné… poco más. Eso sí, me llamó la atención que hubieran captado mi contraseña. Menos mal que es la contraseña de cuentas sin importancia (cuando entro en foros y tonterías así). No obstante, me puse en contacto con la Guardia Civil y me comentó que estos tipos piratean cuentas y prueban a hacer ese chantaje y con suerte incautan a uno que sí hizo esas cosas feas y que además teme que sea verdad.
Pero ¿y si hubiese sido verdad? ¿habría pagado?
Hay una cosa cierta que sale en todas las películas y es que, cuando alguien te hace chantaje porque sabe algo que quieres callar… nunca tendrás la garantía de que ese chantaje sea único y definitivo. Como necesite dinero y tú lo tengas… no dejará de chantajearte y podría durar años.
Asumir las consecuencias
Plomo o plata ¿tú crees que no hay opción? ¿Que estás irremediablemente abocado a caer en el chantaje o el soborno? Desde luego, existe una tercera opción que consiste en rechazar ambos y asumir las consecuencias, unas consecuencias dolorosas duras, difíciles… pero liberadoras porque de elegir este camino nadie te manipularía. Sí, ya lo sé… en algunas ocasiones, por muy liberadoras que fueran, prefieres pagar el chantaje antes de sufrirlas porque supondrían perder lo más valioso… como tu hija adolescente pero… ya sabes que aquí no estamos hablando de ese tipo de chantajes o de sobornos terribles. Hablamos de adelgazar y en esto de adelgazar… vamos a tirar, como decimos en mi pueblo, por la vereda de enmedio.
Plata o plomo en nutrición
Pero ¿qué es la plata o plomo en el terreno de la nutrición? Te contaré un ejemplo de sobornos nutricionales y otro ejemplo de chantajes nutricionales y así sabemos de qué estamos hablando.
Sobornos nutricionales, la plata más temida, es cuando llega tu cumpleaños y te compran una tarta y además de las que te gustan… ya que estamos hablemos de tartas. A mí personalmente me gusta la tres chocolates o la tarta selva negra, perdono la de piononos que, si no eres granadino no puedes saber qué es pero que no puedes olvidar y que resulta describir pero es un bizcocho borracho enrollado y coronado con una yema caramelizada de crema pastelera… una locura, vamos… (¡uf madre mía!, qué lejos queda eso de mi vida rutinaria… afortunadamente). Pues el caso es que… ¿cómo les vas a hacer un feo y no comerte la tarta? Claro, algo que te han comprando con tanto cariño, pensando en ti y, pues eso, que no tienes más remedio que aceptarlo por cariño. Sacrificas tu dieta por los que más quieres.
Chantaje nutricional: resulta que tratas de evitar frecuentar determinados sitios o comprar determinados alimentos para no caer en la tentación y tus compañeros de vida, tu familia, tu pareja… se enfadan porque no quieres hacer determinadas cosas y ellos sí quieren hacerla y entonces la vida es una pugna de voluntades que hace imposible que puedas seguir tu camino.
Y resulta que hay chantajes en los que caes tú solo… chantajes que te hicieron de niño y que lo tienes tan asumido que sigues haciéndolo de adulto aunque nadie te esté chantajeando.
Por ejemplo, si alguien se deja algo tú te lo comes porque ¡cómo lo vamos a tirar con el hambre que hay en el mundo! y entonces te conviertes en el cubo de la basura de los demás, que te comes lo que otros no quieren comerse. O alguien te ha echado demasiada comida y tú, limpias el plato porque es tu costumbre… y oye, que te estoy hablando de mis miserias, no de casos hipotéticos. Además, no es la primera vez que hablamos de esto porque para mí es lo más difícil de sortear.. en el examen de chantajes, yo suspendo… y te aseguro que para mí son un verdadero problema.
Cuando cada día comerías diferente a como lo haces y no puedes y un porcentaje muy elevado de esas veces es porque las personas que te acompañan no lo hacen en el terreno de la nutrición… sólo puedes sentirte como el empleado de banca mexicano muerto de miedo que se ve obligado a cometer un delito porque puede recibir un balazo en un momento dado… te sientes manoseao, esa sería la palabra, manoseao.
La responsabilidad
Llevo un tiempo trabajando el tema de la responsabilidad y, te parecerá una tontería pero es mi gran hallazgo de últimamente. ¿te acuerdas de eso de «un gran poder conlleva una gran responsabilidad»? Pues yo digo lo contrario, La responsabilidad es un gran poder.
Hace poco he grabado un vídeo sobre la responsabilidad que si puedo te dejo en las notas del audio porque explico mejor esto pero cuando tomas la responsabilidad de tu situación de plomo o plata, resulta que te conviertes en oro puro.
El problema de los chantajes y los sobornos nutricionales es que nos quedamos en el acto… en que pensamos que la culpa es de los demás y que yo no puedo hacer nada pero no es verdad que la culpa sea de los demás y tampoco es verdad que no puedas hacer nada. Cuanto tomas la responsabilidad de tus actos ya no piensas en culpables.
Sobornadores y chantajistas siempre va a haber en tu vida… ¡olvídate de ellos! Lo que importa es lo que vas a hacer tú, si vas a tomar la responsabilidad de esta situación y vas a buscar soluciones reales que te conviertan en una persona libre.
Hasta esos pobres empleados de la banca todavía pueden hacer algo y es escapar con su familia a otro país y abandonar ese trabajo para no verse obligados a acceder a la voluntad ajena… siempre hay algo que se puede hacer, siempre hay un camino alternativo y cuando consideramos que no tenemos alternativa, y verdaderamente te comparto esto desde mis grandes limitaciones, es porque no hemos tomado la responsabilidad.
Responsabilidad versus culpa
Responsabilidad y culpa no es lo mismo. La culpa mira al pasado, la responsabilidad al futuro. Tomar la responsabilidad de nuestra situación es estar decidido a encontrar soluciones y vuelvo a hablarte desde mi situación limitante.
Si tu vida es una pugna entre lo que querrías comer y lo que te ves obligado a comer, tomar la responsabilidad significa ponerles límites a los demás, límites que además no les ponemos en otras áreas. Pero si no aprendemos a poner límites, nunca podremos ser nosotros mismos. Viviremos siempre en la lucha entre nuestros sueños y los sueños que quieren imponernos los demás y eso es frustrante… sólo tenemos una vida y la única manera de ser felices es tomando el control de esa vida y ese control empieza por hacernos responsables de nuestra realidad que, repito, no es lo mismo que sentirnos culpables porque nuestra realidad no se parece a nuestros deseos. Ser responsables es ser conscientes de que podemos cambiarlo… que no es fácil, claro pero es que es posible.