Los datos de la OMS con respecto a la obesidad infantil son alarmantes y crecientes y por tanto, esta pregunta requiere una respuesta que haga referencia a un reto. ¿Cómo combatimos la obesidad infantil?

No es fácil responder a esta pregunta porque responderla implica reconocer un error: algo hicimos mal. Así que para averiguar cómo luchar contra este problema tendremos que ahondar mucho más y tratar de contestar a nuevas preguntas ¿Qué hicimos mal? ¿Seguimos haciéndolo mal? ¿Cómo dejamos de hacerlo mal?

Según a quién hagas estas preguntas, la respuesta que recibirás será errónea y parcial. Algunos te dirán que tienen que ver con la cultura. Otros con la nueva nutrición. Los fabricantes de comidas te dirán que es culpa de los padres y los padres dirán que es culpa de sus hijos y nadie reconocerá su parte de error.

Personalmente opino que quien menos culpa tiene suelen ser los niños y son las personas sobre las que más volcamos la responsabilidad de nuestros errores. Los padres, familiares y los colegios, son quienes deciden lo que comen los niños. Si sus decisiones son inadecuadas, los niños adoptan hábitos engordantes. Los fabricantes de comida tienen responsabilidad sobre la calidad alimenticia que vuelca en la población y la falta de moral de los vendedores, supermercados y diseñadores de publicidad crean alrededor del niño un ambiente obesogénico. Los políticos no regulan a los anteriores y podríamos estar mencionando uno por uno, todos los actores que intervienen en este drama… pero al final, quienes sufren, quienes son maltratados en los colegios, a quienes los tienen a dietas insostenibles y a quienes les minan la autoestima cuando no consiguen bajar de peso…. son los niños. Hemos fracasado tanto en esto de la obesidad infantil que volcamos nuestra ineficacia  sobre los niños para que sean ellos los que se sientan mal, los que sufran, los maltratados con el fin de que no tengamos que cuestionarnos nuestros métodos.

En realidad lo hacemos con todo… si el fracaso escolar aumenta, la culpa es de los niños en vez de replantearnos el sistema formativo. Si la delincuencia infantil aumenta, o la prostitución infantil aumenta… nunca devolvemos la pregunta sobre nosotros mismos…. ¿qué hicimos mal para que la sociedad esté siendo testigo de tanto desastre?

El sufrimiento de los niños son el reflejo de nuestra ineficacia

Sí, así deberíamos verlo porque un niño no cuenta con la madurez que se necesita para tomar decisiones que afectarán el resto de su vida. Si esto es así, somos los adultos los que debemos tomar esas decisiones. Si algo falla ¿lo lógico no sería autocuestionarnos como adultos en vez de volcar en ellos nuestras frustraciones?

Sé que muchos me dirán que hay niños y niños y que algunos niños son indomables. Desde luego no es una excusa que explique por qué se nos fue de madre el índice de obesidad infantil. No obstante, muchos progenitores plantean esta cuestión. Y sí, algunos niños son difíciles pero a mí siempre me han enseñado un refrán que dice:

A grandes males, grandes soluciones.

Si un niño es especialmente difícil es que necesita un trato especial, diferente al del resto de niños y sólo hay que molestarse en buscarlo… el resto es NO ASUMIR NUESTRA PARTE DE RESPONSABILIDAD.

 

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