Dicen que no se aprenden lecciones ajenas, que cuando damos un consejo a alguien, éste no suele escuchar y que fracasamos cuando tratamos de ahorrarle el tropiezo a las personas que queremos porque éstas no valoran nuestras palabras… pero eso no es cierto. Con el tiempo y las experiencias, vamos apoyándonos en todas aquellas enseñanzas que los demás puedan darnos para acortar caminos, evitar tropiezos y llegar antes a los resultados que necesitamos alcanzar. Por eso, libros como el de Manuel, son un aporte valiosísimo para el patrimonio humano porque, cuando desde las dificultades más profundas se puede llegar a una vida de espiritualidad y magia, surge una transformación que nos interesa conocer, una transformación que, en la vida de Manuel fue un proceso de conciencia y ascensión en la escalada vital del ser humano pero para nosotros, es manual de elevación espiritual.
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