Andar como ejercicio no es una garantía de adelgazamiento aunque podemos afirmar que evita la obesidad mórbida. Los  beneficios derivados de la constancia en el ejercicio de caminar, además,  son considerables. En este nuevo audio de “Piensa y Adelgaza” analizamos los más evidentes.

La película El Mariachi, se conoce como una de las películas mejor hechas con más bajo presupuesto. El director, Robert Rodríguez, sólo gastó 7000 dólares en hacer la película y el mayor presupuesto lo invirtió en una cámara para hacer imágenes de calidad. Las pistolas fueron prestadas por la policía y los personajes eran todos amateurs. Las escenas se rodaron sólo una vez y obtuvo algunos premios.

La chispa de la película era una mezcla de acción, humor y el caso es que era tremendamente divertida.

El protagonista, el mariachi, llega a un pueblo dispuesto a ganarse algunos pesos tocando la guitarra en la cantina del pueblo pero llega en un momento bastante complicado. No obstante, determinado a ganarse esos pesos, se dirige a la cantina y conoce a la bella Dominó quien, al principio, sospecha que es un asesino a sueldo y le obliga a cantar en una bañera… bueno para qué te voy a contar más.

Hoy me he acordado de esta película porque navegando por la red encontré un artículo que hablaba de las bondades del ejercicio de caminar y en seguida que leí la palabra “caminando” me vino a la memoria esta canción.

Tenía pensado otro tema para este nuevo capítulo. Quería hablarte de las personas que, en ánimos de ayudar, lo que hacen es desanimar y cómo deberías entender estas odiosas ayudas pero lo hablaremos más adelante.

Hoy quiero caminar contigo para hablarte de este ejercicio tan estupendo.

¿Andar adelgaza?

A mí la experiencia me dice que andar no adelgaza por sí solo a menos que te pasaras un día entero andando. Caminar es un ejercicio moderado, de bajo impacto y que compensa bien poco lo que solemos comer las personas que estamos en proceso. Incluso podría decir que puede llegar a engordar. Por lo menos eso era lo que a mí me pasaba cuando estaba de vacaciones. Me iba a la playa y pensaba que con andar compensaba todo lo que iba a comer esos días y la consecuencias es que me relajaba demasiado a causa de pensar que el ejercicio me ayudaría, y engordaba en vez de adelgazar.

Yo llevo caminando de lunes a viernes durante meses y eso que lees por ahí que adelgaza, no lo he visto en mí. Yo he conseguido, eso sí, parar de engordar que ya es un mérito importante.

Así que no podemos considerar que andar sea la única solución a nuestros problemas…. Pero no he acabado todavía.

Lo bueno de caminar es que te permite ser constante en el tiempo. Notas que eres constante cuando has pasado un día sin ir a andar y sientes que te falta algo. Cuando llegas a ese punto, andar ya es parte de tu rutina.

Las peronas que estamos en proceso de adelgazar solemos llevar una vida muy sedentaria. Nos cuesta muchísimo pensar en hacer ejercicio. Pero andar es otra cosa. Andar es algo que puede hacer todo el mundo, incluso aquellas personas que tienen una obesidad mórbida. Bueno, hay morbilidades que no permiten salir de la cama pero si caminamos todos los días, todos, nunca llegaremos a ese extremo, eso sí que te lo puedo garantizar. Andar lo puede hacer cualquiera y por eso es altamente recomendable.

Además tiene bajo impacto, para quienes tienen dolores en las rodillas a causa del peso que cargan, andar no supone un riesgo para ellas.

Al ser un ejercicio moderado, se puede mantener durante más de media hora. Dicen que es a partir de la media hora cuando empieza a hacer efecto quemagrasas cualquier ejercicio que hagas. Pero yo no aguanto media hora corriendo ¿y tú?

De hecho, yo estuve haciendo running una temporada, hará como unos 15 años y nunca hice más de diez minutos corriendo. Pero puedo estar horas y horas caminando y, gracias al cuestarrón de mi casa, creo que me puedo permitir el lujo de caminar por terrenos irregulares. Cuando comencé a caminar no era capaz de subir la cuesta de mi casa. Todavía es cansado pero ya la subo mucho mejor.

Activa la circulación y vaya si lo hace. No sé si algúna vez has sentido como unos latigazos en las piernas después de una buena caminata. Eso es la sangre que sube que se las pela por el circuito de las piernas. Los sedentarios nunca permiten que la sangre vaya a todos los sitios de su cuerpo. Andar lo hace posible.

Dicen que algunos problemas de fertilidad se resuelven andando porque llena de sangre oxigenada la zona pélvica y, por supuesto, fortalece el corazón.

Además, andar te permite escuchar música y escuchar podcast. Ni te imaginas la de cosas que he aprendido gracias a mis caminatas.

Mejora la autoestima, te hace sentirte mejor contigo mismo.

Te pide cada día más esfuerzos por dos motivos. Cuando comes, haces una balanza entre la comida y lo que cuesta físicamente gastar esa comida y, por otro lado, una vez que ya es rutina, quieres hacer algo más, mejorar constantemente.

Andar te permite conocer tu barrio, las tiendas de las calles aledañas (se mira pero no se para ¿eh?), lo que tienes alrededor.

Cuando caminas tu cerebro se oxigena, tienes mejores pensamientos, duermes mejor, estás siempre más contento.

Te pones moreno, por cierto y eso activa la vitamnia D sencillamente porque te da el sol.

Dicen que previene la demencia senil, el alzehimer…. Yo no sé si es verdad pero que te sientes mejor, eso te lo aseguro.

Te quita el frío el cuerpo… los obesos, con frecuencia, suelen pasar mucho frío porque tienen el metabolismo lento pero andar te lo quita durante el rato que estás andando y unas horas después.

Es el mejor rato para hablar por teléfono. Yo aprovecho esas dos horas para llamar a mis padres, a mis hermanos, a mi Tita Loli… y así no pierdo tiempo durante el resto del tiempo.

Puedes aumentar el ejercicio aumentando el espacio o aumentando la velocidad que es lo que trato de hacer yo.

Además puedes hacer amigos, yo me he hecho amiga de una pareja de fruteros que me encuentro por el camino y todos los días les saludo.

Puedes disfrutar de la vegetación que, aunque andes en ciudad y en medio de un desierto como hago yo, aún así hay tesoros vegetales por todos lados: yo he encontrado borraja, manzanilla y algunas otras plantas silvestres y entre los árboles, resulta que aquí se utilizan los algarrobos como adorno y de vez en cuando doy un salto y cojo una vaina de algarroba.

Además descubres  cosas curiosas como la virgen de Lourdes que hay en Aguadulce ¿Alguna vez te he contado su historia?

Esa virgen tiene pies negros, no sé si conoces la historia. Los pies negros son los francesos afincados en Argelia que se vieron obligados a emigrar con la independencia en 1962 y muchos de ellos volvieron a Francia pero otros se instalaron en España y concretamente la dueña de la Virgen de Lourdes fue una de estas personas obligadas a cambiar de residencia. Muchos de estos franceses eran profundamente religiosos y tenían estas estatuas de la Virgen de Lourdes que son enormes de tamañano, como la mitad de la estatura normal de una persona. La mayoría de estas estatuas están en Francia pero en España, no sé si habrá alguna por ahí. En Aguadulce, aquella mujer, la trajo y la puso en la puerta de su casa. Mucha gente para y le deja flores a esta virgen. Cuando la dueña murió pidió expresamente que la dejaran allí y sus familiares tienen la exigencia de mantener la virgen en esa casa so pena de llevársela a Francia si alguien decide moverla.

Así que ahí sigue  y la gente la venera con sus flores y sus cuidados y yo la veo todos los días porque paso enfrente de ella. Estoy segura de que en tu barrio también hay curiosidades por conocer.

accede al libro pinchando en la imagen

¡Ah! Y te preguntarás por qué lo de la gaviota…. Pues por un libro que nunca he leído pero que mis profesores del colegio no hacían más que plantarme diapositivas de él y le cogí un poco de tirria salvo por una frase que viene al pelo hoy. El libro se titula “Juan Salvador Gaviota” y está escrito por el Bucay de los años 70, Richard Bach. El libro narra la historia de una gaviota que quería aprender a volar distinto y las gaviotas no lo aprobaban hasta que le vieron hacer piruetas y una vez una gaviota le pidió a Juan Salvador que le enseñara a hacer esas piruetas. Éste aceptó y le dijo: “Empecemos por el vuelo horizontal”, es decir, empieza por lo más fácil, lo que mejor puedes hacer para luego ir complicando la tarea.

Con eso quiero decir que Caminar es el vuelo horizontal pefecto. A partir del hecho de que caminar es tu rutina, ya puedes ir complicándolo cada día más hasta conseguir cosas que nunca antes habías conseguido, y no hace falta que te des prisa. A base de caminar, tú mismo, de forma natural, irás buscando retos nuevos y mejores formas de hacer las cosas.

Lo importante es hacer cada día mejor las cosas, cada día mejor las cosas, cada día, mejor. Siempre a mejor, sin parar.

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