Me he presentado antes, soy Ana Isabel, responsable de Trebolarium. Pero, además, soy Ana Isabel, la yerbera. Mi amor por las plantas es tan intenso como mi amor por los libros y la escritura. Se inició hace una década cuando empecé a estudiar las propiedades de las plantas y yo creo que me pasó algo parecido a Goethe, un curioso escritor amante de la naturaleza que acabó por contactar con lo vegetal. Cuando empiezas a entender el mundo de las plantas acabas enamorándote de él. Y es posible sentir la vida de un vegetal con sólo tocarlo y permitir que su vitalidad te invada traduciéndose en palabras dentro de ti las emociones que transmite el alma del ser vegetal.
Hemos perdido esa capacidad de observación que nos brindaba la naturaleza cuando vivíamos libres en bosques y cuevas. Quizá fue un pago que tuvimos que hacer por sentirnos más seguros en nuestras ciudades de piedra donde todavía lo vegetal se persiste a no ser recibido y nace de las grietas que surgen donde el asfalto es débil.
La alquimia, la brujería y la fitoterapia tienen una cosa en común y es que permiten que las plantas se manifiesten mediante el poder que habita en ellas.

Es una materia tan fascinante que decidí iniciar hace décadas el estudio del lado oculto de las plantas, de lo que no conocemos de ellas, de sus usos mágicos, sus hallazgos espagíricos… estos viejos estudios que se esconden tras el polvo de viejos lienzos que contienen siglos …. Todo eso que quedó enterrado, a veces vuelve a ser desempolvado para comprobar con sorpresa que coincide con algunos estudios del presente como la capacidad de comunicarse de las plantas mediante sustancias químicas como el jasmonato o la forma en que reaccionan los vegetales ante su ambiente…. Incluso ante el ruido.