¿Qué significa estar imbuido en la paradoja de la autodestrucción? Hay muchas formas de autodestruirse. Una de ellas, por ejemplo, es haciéndose a a sí mismo un daño explícito… pero no es la única forma. La más importante, por silenciosa y peligrosa es la que mencionamos en el vídeo que se resume en una palabra: por un lado no abrimos las puertas a otras fomas de pensar ajenas a la nuestra y, por otro lado, sí la abrimos y ni siquiera cuestionamos que otro nos menosprecie o nos critique. 

Cuando hacemos eso, es decir, cuando permitimos la crítica de los demás pero no permitimos mejorar nuestra forma de pensar sobre la vida que nos rodea, simplemente estamos paralizado en la mera creencia de que no podemos ir más allá de donde hemos llegado.

Sin embargo no hay límites. El ser humano se la pasa todo el tiempo rompiendo sus propios limites pero sólo se pueden romper límites cuestionándolos e introduciéndonos en la experimentación de nuevas fórmulas de cualquiera de las realidades que nos rodean.

Por eso hablo de libros en el vídeo. La mejor forma de romper nuestros propios límites es, por un lado, poniendo en tela de juicio todo aquello que pensábamos que era inamovible en nuestras vidas y, por otro lado, introduciendo fórmulas nuevas para romper nuestros límites de forma continua. Nos sorprenderíamos de cuán lejos podríamos llegar si invirtiéramos la frase.

En vez de: 

“Me creo las críticas y cuestiono las ideas nuevas”

Hacemos  la rutina contraria, es decir: 

“Cuestiono las críticas y abro mi mente a todas las ideas nuevas que puedan serme de utilidad”

¡Uf! Sin duda. Llegaríamos muy lejos. 

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