He leído algo sobre la bulimia e intento comprenderla. Tiene un ciclo muy parecido al de las obesas y es que nuestra férrea determinación acaba cuando nos da un ataque de hambre y empezamos a comer indiscriminadamente pero a diferencia de las obesas, que decidimos vivir con nuestro pecado, las personas que sufren bulimia tratan de resolver el pecado cometido vomitando. De esta manera parece que nada hubiera ocurrido pero el caso es que sí ha ocurrido algo.
El cuento de la puerta.
Un padre, preocupado por la violencia de su hijo trató de enseñarle el dolor que estaba infringiendo a los demás y le pidió que por cada persona con la que se portaba mal, clavara un clavo en la puerta. El niño empezó a hacerlo sin preocuparse por otra cosa. Pronto se dio cuenta de que estaba clavando demasiados clavos y quiso deshacer el agravio. Su padre le propuso que pidiera perdón a cada una de las personas a las que había hecho daño y que cuando lo hiciera, quitara el clavo. Cuando por fin consiguió quitar todos los clavos fue a decírselo contento a tu padre. Pero su padre le hizo ver todas las heridas que contenía la puerta indicándole que esas heridas ya nunca desaparecerían aunque hubiera quitado el clavo y de esta forma, su hijo aprendió que lo interesante es no hacer daño. Cuando comes y vomitas, queda la huella. Dejas una herida dentro de ti, una herida física y una herida emocional.
Mi humilde opinión
Yo no soy psicóloga pero si tuviera bulimia trataría de atacarla desde tres frentes.
Primero desde el aspecto físico: comprendiendo y leyendo sobre la alimentación adictiva (porque tiene mucho que ver con eso). Yo estoy leyendo mucho sobre eso y he descubierto cosas interesantes en materia de nutrición que no me había planteado antes. Por ejemplo el incremento de consumo de proteína en detrimento de los hidratos de carbono alivia bastante la adicción. Cuando tu comportamiento es adictivo… sospecha de tus dulces.
El segundo objetivo que me plantearía desde la bulimia sería el de proponerme cada vez aletargar un minuto más las caídas. Sabemos cómo son, conocemos el ciclo de esas caídas, el ataque de comer. Yo sé que eso es muy difícil porque la inercia es un remolino, una cascada sobre la que caes. Y yo no me imagino trepando una cascada.
Pero tengo un lema ¿has visto la película The Edge? Es de Anthony Hopkins no te voy a hacer spoiler de la peli. Pero te diré que el protagonista dice en la película una frase que es mi lema: “si un hombre lo ha hecho, cualquier hombre puede hacerlo”. Si alguien ha salido de la bulimia tú también puedes salir, nada te lo impide igual que yo pienso salir de la obesidad y la manera de conseguirlo es hacer todos los días algo contra esa inercia: o leer, o descubrir, o probar cosas nuevas como por ejemplo tomar infusiones calmantes… es decir, pegar cinco hachazos.
El tercer frente es desde la emoción que sentimos cuando hablamos de nuestro cuerpo y es que me he dado cuenta de que las personas obesas odiamos nuestro cuerpo y los delgados lo aman. Pero ese odio y ese amor creemos que es consecuencia, pero en realidad no es consecuencia, sino causa. Estamos obesos porque nunca hemos amado profundamente a nuestro cuerpo y le damos sólo aquello que no podemos quitarle que son sus inercias.
Cuando amas tu cuerpo, lo cuidas, le das lo mejor, haces todo lo posible para que esté bien de salud, fuerte, le das alimentos de calidad, lo activas con ejercicios, con masajes… ¿Alguna vez te has automasajeado ?
Las personas que somos obesas, por el contrario, nos avergonzamos de nuestro cuerpo, nos escondemos en ropas oscuras que parecen sacos ¿no odias la ropa de gorda? Yo la odio porque son auténticos sacos. Nos miramos al espejo, si es que lo hacemos, con cierta vergüenza. Nunca se nos ha ocurrido mejorar nuestra energía, por ejemplo, o tomar suplementos de omega tres sólo para tener controlado el colesterol antes de que se descontrole. Nunca se nos ocurre probar cosas nuevas como bailar descontroladamente o hacer cosas divertidas como senderismo o hacer submarinismo o parapente… siempre pensamos que para resolver nuestra obesidad deberíamos castigar nuestro cuerpo porque lo odiamos pero nunca se nos ha ocurrido que existen premios que también combaten la obesidad.
Si yo quisiera resolver mi bulimia empezaría por pensar que tengo derecho a ser feliz. Tengo derecho a engordar y encima verme bien. Tengo derecho a cuidar mi salud y no tener que elegir entre que se me erosionen los dientes y el esófago o estar gorda tengo derecho a elegir que nada de eso forme parte de esa vida y sobre todo, tengo derecho a luchar lo que me queda de vida por conseguirlo.
Y, por supuesto, buscaría ayuda porque muchos infiernos están dentro de nosotros y no podemos salir de ellos. A veces necesitamos que nos saquen así que pedir ayuda es lo mejor que podemos hacer y si, en algo puedo ayudarte, pues no tienes nada más que decírmelo.